jueves, 23 de septiembre de 2010

Noches de Bohemia

Hace rato que ha oscurecido.
Hace rato que está lloviendo.
Pero no me importa.
A medida que voy avanzando veo como, poco a poco, las luces de las casas se van encendiendo. Pero no me importa. Me estoy empapado, pero tampoco me importa. Al fin y al cabo, ¿Qúe es la lluvia?¿Que es sino agua?No me importa. Voy a darle la ultima calada a mi cigarro cuando una gota cae de una rama y me lo apaga sin mi permiso. No importa. Al fin llego a mi destino. Alzo la vista hacia lo alto del imponente edifio que se alza ante mi. La lluvia me entra en los ojos, y en un acto reflejo, los cierro. No me importa. Cuando vuelvo a abrirlos, la luz de tu cuarto está encendida. Algun tipo de veneno recorre mi cuerpo desde los dedos de los pies hasta mi cerebro ordenandole que grite tu nombre, con tal fuerza que te asomes y pueda ver tu rostro. Ese rostro que todas las noches alimenta mis sueños de amores imposibles y metas inalcanzables. Pero no lo hago, algo me lo impide, otra parte de mi se revela. ¿¡Como es posible!?¿Como es posible que haga todo lo que hago sin dudar y no pueda decirle a una mujer que la deseo que la quiero, que lo dejaria todo por una de sus perfectas sonrisas. Entonces la veo, veo su silueta entrecortada por la luz de su lampara. Y, sin previo aviso, cierra la persiana.Creo morir al comprender que mi oportunidad a pasado.
Parece que eso si me importa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario